El AC Milan es uno de esos equipos respetados en todo el mundo. Con siete Copas de Europa, no necesita sacar a relucir nada más de su envidiable palmarés para ser considerado uno de los clubes más grandes del planeta. El conjunto Rossoneri escribió las páginas más gloriosas de su historia entre 1987 y 1996, cuando ganó cinco Scudettos y tres Copas de Europa en nueve temporadas. Pero eso fue la continuación de una gloriosa historia que había puesto su piedra más importante hace ahora 50 años, cuando ganó la Copa de Europa por primera vez en 1963. Lo hizo poniendo el broche de oro a una brillante etapa de también nueve temporadas de duración, entre 1954 y 1963. El Milan fue el claro dominante del Calcio, pero en Europa no había podido ser campeón debido a la hegemonía del Real Madrid de Di Stéfano, que le privó de tan ansiado título las dos veces que más cerca había estado; en semifinales primero (1956) y en la final posteriormente (1958).
La historia iba a cambiar con la llegada de Nereo Rocco al banquillo del club lombardo; el técnico italiano que se adjudicó la invención del Catenaccio, aunque en realidad vino a desarrollar el esquema táctico del entrenador austriaco Karl Rappan. En cualquier caso, identificó a su equipo con un sistema de juego que les llevó a lo más alto a nivel nacional, continental y mundial. El técnico triestino participó por primera vez con el AC Milan en la Copa de Europa en la temporada 1962-63, y no iba a poder tener mejor debut ya que se alzaría con el título. La squadra rossonera regresaba a la máxima competición continental después de su mayor ausencia, tras no haber participado en las dos últimas ediciones. Un parón que resultó sentarles de la mejor manera posible.
El primer Milan campeón de Europa contaba en sus filas con Cesare Maldini y Giovanni Trappatoni, los dos jugadores más conocidos en la actualidad de ese equipo campeón. El primero por ser padre del mítico Paolo Maldini, y el segundo por haber ganado como entrenador de la Juventus seis Scudettos y todos los títulos internacionales posibles, además de un séptimo Scudetto con el Milan, el club en el que se hizo grande como jugador. Aunque más desconocidos hoy en día por los cincuenta años transcurridos desde entonces, también eran claves en aquel equipo Gianni Rivera, hasta hoy único jugador italiano del Milan en ganar la Copa de Europa y la Eurocopa, Bruno Mora, o José Altafini.
El equipo de Rocco debutó en la ronda preliminar de la Copa de Europa ante el ya desaparecido Union Luxembourg, al que derrotó sin ninguna complicación por un global de 14-0 entre la ida y la vuelta. El brasileño Altafini anotó ocho de los 14 goles, lo que le valió a posteriori para ser máximo anotador del torneo con 14 goles, y establecer un récord que a día de hoy no ha sido superado todavía. Lo igualó Messi en 2012, aunque con peor promedio goleador. En octavos de final los italianos se midieron al Ipswich Town, conjunto inglés que en 1961 había ascendido a Primera División y que siendo debutante en la categoría logró alzarse con el título de Liga en 1962. No tuvo tanta fortuna en su debut en la Copa de Europa, donde tras vencer al débil Floriana de Malta, cayó ante el poderoso Milan por un global de 4-2, tras perder en la ida 3-0 con un hat-trick de Paolo Barison. En cuartos de final el conjunto lombardo se medía por primera vez a un equipo turco en la Copa de Europa, el Galatasaray, que había logrado su primer título de Liga el año anterior. 1-3 en Turquía y 5-0 en Italia para alcanzar las semifinales de la máxima competición continental. En semifinales se midieron al Dundee FC, que disputaba la competición como vigente campeón de Escocia, en la que a día de hoy es la única Liga obtenida en su historia. Los Rossoneri sentenciaron la eliminatoria en el partido de ida (5-1), por lo que viajaron a Escocia sabiéndose finalistas y pudiéndose permitir la segunda derrota en el torneo, al caer por 1-0.
El equipo capitaneado por Cesare Maldini se plantaba así en la segunda final de Copa de Europa de su historia. Si en la primera final tuvo la mala suerte de cruzarse con el campeón de las dos ediciones anteriores, el destino quiso que para hacerse grande derrotara a otro grande, y le iba a enfrentar al Benfica que lideraba el fantástico Eusébio. El equipo portugués había sido campeón de las dos últimas Copas de Europa. Pero esta vez la squadra dirigida por Nereo Rocco iba a hacer historia poniendo fin a la hegemonía del Benfica, y con ello a la de la península ibérica, que con los cinco títulos del Real Madrid y los dos del Benfica se había alzado con las siete ediciones disputadas hasta la fecha. El Milan tuvo que remontar el 1-0 inicial que anotó Eusébio en la primera mitad, y lo hizo con dos goles en el tiempo complementario de José Altafini, cómo no. Llegaba así la primera Copa de Europa a Milan, la que inmortalizaría para siempre a Rocco y sus jugadores en la gloriosa historia del conjunto lombardo. Sin sospecharlo nadie comenzaba también la maldición de Guttmann para el Benfica, pero esa es otra historia.
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