Hoy, por desgracia, es un día
para homenajear a la Unión Deportiva Salamanca. Hace unos meses cumplía 90 años y hoy
se ha confirmado su desaparición. Si para algunos Salamanca es especialmente conocida
por albergar la universidad en activo más antigua de España y por el «Quod
natura non dat, Salmantica non præstat», para mí lo es por haber sido equipo de Primera División durante mi infancia, entre 1995 y 1999.
Para los que crecimos con el
fútbol de los '90 es todo un histórico de Primera, igual que Logroñés,
Compostela o Extremadura, aunque a alguno de estos últimos le sobran dedos en
una mano para contar sus años en Primera. No es el caso del Salamanca, que ni siquiera
con las dos manos podría contarlas. 12 temporadas en Primera desde su primer
ascenso en 1973 hasta su último descenso en 1999 convierten a los salmantinos
en uno de los 30 equipos con más temporadas en Primera División.
Pero no fueron los '90 su etapa
más gloriosa sino dos décadas antes, cuando como equipo debutante en Primera
División supo hacerse un hueco entre los grandes, manteniéndose en la máxima
categoría durante siete temporadas seguidas entre 1974 y 1981. Tuvo gran mérito
lo de los charros que ascendieron dos veces consecutivas para
pasar de jugar en Tercera División en 1972 a ser equipo de Primera en 1974. En
la campaña en la que debutaban lograron una meritoria séptima plaza, la mejor
posición de su historia, siendo además el equipo menos goleado de la Liga. Los
salmantinos se mantuvieron en la denominada zona tranquila de la tabla en las
sucesivas campañas, hasta 1980, y un año después descendieron tras estar 33
jornadas al hilo (de 34) en puestos de descenso. Sólo iba a durar un año la
ausencia de los unionistas, y en la siguiente temporada lograron
nuevamente el ascenso a la máxima categoría, donde permanecieron dos temporadas
más.
La segunda gran etapa del
Salamanca tuvo lugar a mitad de los '90. Tras más de diez años de ausencia de
la categoría donde se habían hecho respetar con jugadores como Rezza, João
Alves, D'Alessandro o Bustillo, en 1995 la Unión Deportiva Salamanca optaba a
ascender a Primera División por tercera vez. Iba a lograrlo de manera heroica
en la promoción por ascender, al remontar el 0-2 sufrido a manos del
Albacete, con un 0-5 en el Carlos Belmonte, tras forzar la prórroga. La
temporada del regreso a Primera División fue realmente mala y el equipo acabó
último en aquella famosa, a la par que polémica, Liga de 22 equipos. Pero el
Salamanca había vuelto. Para la temporada siguiente el objetivo era claro:
retornar a Primera. Un histórico como João Alves regresó al club, esta vez para
dirigirlo desde el banquillo, e hizo unas incorporaciones que se convertirían
en leyendas del club, como el brasileño Everton Giovanella. El entrenador
portugués abandonó el club sin llegar a dirigirlo ni siquiera una decena de
partidos, pero el club enderezó el rumbo y regresó a Primera División. Fue el
cuarto y último ascenso.
La temporada 1997-98 fue
realmente histórica para el Salamanca. Y no precisamente por cumplir tres
cuartos de siglo. Tampoco por ser la de la llegada de Bogdan Stelea, el mítico
portero rumano que disputó tres Mundiales y dos Eurocopas, y que se convertiría
en uno de los más grandes jugadores de la historia del club. Ese año el
Salamanca se salvó del descenso en la última jornada, logrando derrotar al
Barcelona en el Camp Nou, que dirigido por Van Gaal había logrado ser bicampeón
de Liga. Se impuso 1-4 en el feudo blaugrana y se convirtió además en el único
equipo que le había ganado los dos partidos al equipo de los Rivaldo, Figo y
compañía. El otro triunfo había sido por 4-3 en el Estadio Helmántico, tras
llegar a los últimos diez minutos del partido perdiendo 1-3. No fue esa la
única hazaña de ese Salamanca que quedará para la historia. Esa misma temporada
logró otras de similar calibre, como vencer al Atlético de Madrid por 5-4 pese
a recibir cuatro goles de un mismo jugador, Christian Vieri. O los triunfos por
6-0 ante el Valencia y 4-1 ante el Superdépor, con hat-trick de
Pauleta. Fue la última gran campaña de un Salamanca que descendería un año
después, y que tras habituarse a ser un equipo de Segunda División descendería
nuevamente a Segunda División B, donde esta temporada, la última de su
historia, terminó en la 8ª posición del Grupo I.
Que sea un hasta pronto,
Salamanca.
Ilustro el
artículo con un cromo escaneado de colección de mi infancia, precisamente de la
temporada 1995-96, la primera vez que vi al Salamanca en Primera
División.
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