domingo, 26 de mayo de 2013

Bayern de Europa

Por fin, después de perder dos finales en los últimos tres años el Bayern se lleva la Orejona a casa. Pudo así evitar el deshonor de convertirse en el club que perdió 3+ finales en menos tiempo. Seguirá ostentando ese incómodo récord el Benfica, que desde la maldición de Guttmann perdió tres finales en seis ediciones entre 1963 y 1968 (maldición que más de medio siglo después no ha terminado todavía). Además, con el triunfo de ayer el Bayern dejó de ser el único club con 3+ Copas de Europa que había perdido más finales de las que había ganado. Logró también con la victoria vencer por primera vez en una final de Copa de Europa a un campeón de la competición, después de haber caído en finales anteriores contra el Manchester United en 1999 y contra el Inter de Milán en 2010.

Heynckes logró su segunda Copa de Europa, 15 años después de ganarla con el Real Madrid. Sólo tres participaciones le han bastado al veterano técnico alemán para lograr dos títulos y un subcampeonato, e igualar a Happel, Hitzfeld y Mourinho como único entrenador en ser campeón de Europa con dos clubes diferentes. Un honor que parece reservado a entrenadores cuyo apellido empiece por "H"... y Mourinho. Claro, The Special One. También todos ganaron al menos una de las dos Copas de Europa con un equipo alemán... excepto Mourinho. Muy meritorio lo de Heynckes, que no le ha temblado el pulso en absoluto a la hora de tomar decisiones técnicas. No podíamos tampoco esperar menos de tan experimentado entrenador. La más llamativa seguramente sea la suplencia de Mario Gómez, quien en su día fuera el fichaje más caro de la historia de la Bundesliga cuando el Bayern lo contrató, para dar entrada en el once titular a Mandzukic. El croata ha respondido anotando 22 goles en la temporada, y uno de ellos en la final de la Champions. La llegada de Javi Martínez y su regreso al centro del campo tras ser empleado por Bielsa como central en la que fue la mejor campaña del Athletic en el siglo XXI también resultó ser un gran acierto. Seguramente el técnico aleman ha formado el equipo más equilibrado de todo el continente, complementado con un banco de suplentes de lujo. Heynckes ha sabido aprovechar eso y repartir los minutos entre sus jugadores; lo cual es cierto que no ha sido especialmente difícil teniendo en cuenta la amplia ventaja con la que los bávaros han controlado la Bundesliga de principio a fin, liderando el campeonato alemán desde la primera jornada hasta la última.

Arjen Robben. Cuanto para decir de él. Muchas cosas positivas y otras tantas negativas. Sobre sus virtudes no vamos a descubrir ahora la clase de jugador que es. Un puñal en la banda, derecha o izquierda, un tanto individualista, con una gran capacidad para el desborde y una buena pegada que hace que prefiera jugar a pierna cambiada; un concepto táctico puesto de moda en los últimos años y que utiliza muy bien el Bayern con Ribery y Robben. El holandés tuvo que salir del Real Madrid tras la llegada de Cristiano Ronaldo, y gracias a este cambio ha podido jugar tres finales de Champions. Eso sí, no había ganado ninguna. Y para peor, también perdió una final de un Mundial. ¿Mala suerte? Contra el Inter fue ampliamente superado el Bayern, en la final del Mundial cualquier detalle pudo decidir y contra el Chelsea igual que en Sudáfrica 2010. Y aquí, en los detalles, no estuvo a la altura. Fue justamente él en ambas finales quien tuvo en sus botas esos "mínimos detalles" que deciden una competición. No estuvo a la altura en Sudáfrica 2010, donde en un uno contra uno no supo definir; no lo estuvo en la final de la Champions 2012, donde malogró un penalti en la prórroga tras una mala ejecución; y tampoco lo estuvo en la Bundesliga 2012, donde en un partido casi decisivo contra el Borussia marró un penalti que a la larga le costaría el título. Muchos momentos decisivos en los que no rindió como se podía esperar de un crack como él. Ayer creo que ya nadie esperaba que fuera el jugador de la final, y eso tal vez le quitó presión. Aunque analizando las oportunidades que falló hasta dar la asistencia del primer gol y la cantidad de decisiones erróneas que tomó no lo parecía. Así que no sé si hasta entonces había tenido mala suerte, que no lo creo, o si ayer tuvo buena suerte. Pero no me gusta denominar "suerte" los aciertos de un jugador de su magnitud. Lo único que sé con seguridad es que la historia del fútbol estaba en deuda con él, y ayer por fin le permitió ganar una Liga de Campeones. Y eso sí que pese a ser un jugador cuestionado en los partidos decisivos lo tiene más que merecido.

Como también lo tenía merecido este Bayern Munich que el año pasado fue segundo en la Bundesliga, en la Copa de Alemania y en la Champions League. Demasiado castigo para un equipo de esta magnitud que ya había perdido una final de Champions dos años antes. Y este año, después de endosarle un 7-0 a doble partido al claro dominador continental del último lustro, y un 4-0 al bicampeón del fútbol italiano, hubiera sido una injusticia que no levantara el trofeo al cielo de Londres. No le quiero quitar mérito al Borussia, que tuvo, y mucho, llegando a la final. Desde mi punto de vista, el mayor logro del Borussia fue ser primero de grupo en un grupo donde estaban los campeones de Holanda (Ajax), Inglaterra (Manchester City) y España (Real Madrid). Esto le permitió tener un cruce accesible en octavos de final (Shaktar) y la suerte le sonrió en cuartos de final emparejándolo con el Málaga. En esta eliminatoria sufrió demasiado aunque supo reaccionar con dos goles en el descuento que le metieron en semifinales 16 años después de la última -única- vez. En semifinales no había cruce fácil para el Borussia y el Real Madrid se cruzó en su camino. Los de Dortmund realizaron en la segunda parte del encuentro de ida los mejores 45 minutos de la competición, y con un parcial de 3-0 pudieron viajar a Madrid con un 4-1 de renta. En el Bernabéu sufrieron demasiado para gozar de semejante ventaja, y sólo la falta de puntería de Higuaín y Özil permitió que con 2-0 y perdiendo tiempo en los compases finales pudiera meterse en la final. ¿Meritorio? Muchísimo. Pero no tanto como para merecer la Champions más que el Bayern Múnich.

En conclusión, creo que las gloriosas páginas que componen la historia del equipo bávaro merecían añadir por fin la quinta Copa de Europa, que les sitúa como el tercer máximo campeón del continente junto con el Liverpool. No hace falta compararlo con el irrepetible Bayern que capitaneaba Beckenbauer hace 40 años, pero los Lahm, Schweinsteiger, Ribery, Neuer, Müller y compañía permanecerán imborrables en la admirable historia de un club que por fin ha encontrado sucesores a los Kahn, Effenberg, Lizarazu, Hargreaves y demás héroes del 2001. Ahora habrá que ver si estamos sólo ante un año histórico para la entidad de Múnich o ante el comienzo de la segunda era dorada del club, con permiso de aquel equipo que a final de siglo fue tricampeón de la Bundesliga y jugó dos finales, ganando una por penaltis y perdiendo otra de manera dramática ante el Manchester United. El tiempo lo dirá.

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